Sonia Rodríguez Muriel es nuestra primera entrevistada sobre el liderazgo femenino en el área de los RRHH. Actualmente dirige el departamento de RRHH de Puleva, pero los inicios y el camino recorrido en este proceso son los que le han puesto prueba y han reforzado su liderazgo. Lee esta entrevista con Sonia sobre liderazgo femenino y la evolución que ha vivido en primera persona hasta el punto actual de su carrera. Puedes leer otras experiencias de otras personas aquí.
- ¿Cuál ha sido tu recorrido para llegar hasta aquí?
Con 16 años descubrí lo que era la pedagogía y decidí por vocación estudiar esta carrera en la Universidad porque creía firmemente que la educación y la formación podían transformar el mundo. Ahora mismo, en el entorno y en la época en la que nos encontramos, me doy cuenta de que la decisión fue muy acertada. Nunca la formación ha tenido un papel tan relevante como en el momento que nos ha tocado vivir. Como ejemplo de ello, cada vez se habla más de learnability y de la necesidad del aprendizaje permanente.
Inicié mi carrera profesional hace ya casi diecinueve años y siempre he estado vinculada al mundo de los recursos humanos y la gestión de personas.
Me defino como una persona vocacional y apasionada por su profesión, además de muy afortunada por poder trabajar en esta área.
- ¿Cuáles han sido los obstáculos más relevantes con los que te has encontrado? ¿Cómo ves el camino que has recorrido a lo largo de tu carrera? ¿Cuáles fueron los dos o tres momentos cruciales que te pusieron en el camino?
Casi cada día nos encontramos obstáculos en nuestro camino o dificultades que nos ponen a prueba sobre nuestra capacidad y la determinación de nuestros sueños y objetivos, aunque es cierto que solemos recordar algunos como grandes hitos en nuestra vida.
Cuando tenía 32 años me ofrecieron mi primer puesto como directora de recursos humanos cuando estaba trabajando para un organismo internacional en el que el ambiente era estupendo y el trabajo muy divertido. Era un desafío muy importante y en aquel momento tuve dudas sobre si sería capaz de asumir con éxito aquel reto, pero siempre he creído que es mejor arrepentirse de las decisiones que tomas e intentarlo con todas tus fuerzas, que arrepentirte de las cosas que no haces por miedo.
Gracias a aquella decisión descubrí que me apasiona el puesto y que mi propósito era y es ayudar a las empresas a cambiar para hacerlas más humanas y trabajar para que las personas de la organización estén en un entorno que les permita dar lo mejor de sí mismas y desarrollarse personal y profesionalmente.
Por mi trayectoria profesional he tenido que vivir alejada de mis hijos y de mi familia durante tres años, en los que solo podía verles los fines de semana. Ha sido una situación difícil de gestionar a nivel personal y en la que he sentido que se me juzgaba por el hecho de ser mujer. Cuando he tenido compañeros en la misma situación, se entendía mejor, pero que una mujer “abandone a sus hijos” por trabajo, es otra cuestión.
Como a casi todo el mundo, en alguna época de mi vida profesional me ha tocado trabajar en un entorno tóxico o con algún jefe que ponía a prueba mi resiliencia cada día. Pero todo esto me ha enseñado a trabajarme a mí misma, a demostrarme que soy más fuerte de lo que creía y a darme cuenta de que cuando nos dejamos guiar por nuestra emoción y nuestro corazón en las decisiones que tomamos en la vida, estamos en el camino acertado.
No cambiaría nada de lo que me ha sucedido porque todo ha sido un regalo, una lección, un aprendizaje y una oportunidad de crecimiento.
- ¿Crees que éstos tienen relación con ser mujer?
La mayoría de ellos sin duda. Afortunadamente la sociedad va evolucionando y aunque aún queda recorrido, es mucho lo que hemos avanzado en el tema de la igualdad de género.
Pero hablando de mi experiencia y de lo vivido, considero que lo he tenido más difícil en varias ocasiones por el hecho de ser mujer. Me he sentido juzgada, he tenido que demostrar más que si hubiera sido un hombre y he cobrado un salario inferior al resto de mis compañeros con responsabilidades similares a las mías o incluso inferiores.
El haber sido durante muchos años la única mujer en un comité de dirección no ha sido casual: los estereotipos sociales, el techo de cristal, las dificultades para conciliar, etc.
La vida personal que he tenido que sacrificar, el tiempo con mis hijos que no he podido disfrutar y los horarios interminables que he dedicado al trabajo, no son fáciles cuando eres mujer y tienes familia. En mi caso ha sido posible gracias a mis padres, quienes siempre me han ayudado y lo siguen haciendo en la educación y cuidado de mis hijos.
La sociedad nos sigue exigiendo más y nosotras mismas también lo hacemos: ser excelentes profesionales, estar físicamente atractivas con un aspecto cuidado, ser buenas madres, parejas, hijas, amigas… Es imposible llegar a todo y por tanto, aparecen las frustraciones y las culpas.
Cuando estamos seguras de nosotras mismas, cuando aceptamos que no podemos ni debemos llegar a todo, cuando sentimos que estamos haciendo lo correcto y que nadie nos puede juzgar desde fuera porque es imposible que sientan, vivan y entiendan nuestra vida como nosotras, es cuando empezamos a liberarnos de toda esa carga y a vivir en calma.
Yo he conseguido llegar a este estado de equilibrio, respeto y amor a mí misma con la madurez y con todas las experiencias que he vivido hasta ahora, pero no ha sido un camino nada fácil.
- ¿Qué te ha motivado a llegar hasta aquí a pesar de los obstáculos?
Enseñar a mis hijos desde el ejemplo que hay que luchar mucho y trabajar para conseguir las cosas. Que vean lo importante que es trabajar en algo que te apasiona porque aun así habrá situaciones muy duras, pero te sentirás bien contigo mismo. Demostrarle que una mujer es capaz de cualquier cosa, al igual que un hombre, porque la felicidad y el éxito para el ser humano no entienden de género, sino de actitud, esfuerzo y perseverancia.
Tomar las decisiones que me ha dictado el corazón, seguir mi pasión y mi vocación y darme cuenta de que la vida debería ser vivida con coherencia conmigo misma, con lo que siento y con lo que sueño.
- ¿De qué manera crees que han evolucionado las empresas respecto a la diferencia de género?
Se ha tomado por fin conciencia de la relevancia de la conciliación de la vida personal y profesional y de asegurar y promover el bienestar corporativo.
Los directivos se están dado cuenta de que es crucial trabajar en empresas saludables y humanas, porque como decía Henry Mintzberg: “una organización sin compromiso humano es como una persona sin alma” y no se puede obtener un compromiso sin cuidar a las personas.
Estamos aprendiendo que los resultados no se obtienen por horarios interminables, sino por generar entornos en los que se promueva la confianza, el compromiso, el diálogo, la creatividad, la flexibilidad, etc.
Por otro lado, no podríamos haber avanzado sin la colaboración de los hombres, obviamente. Ellos también han empezado a reivindicar su papel en la crianza de los hijos y el cuidado de la familia y a reclamar más tiempo para su esfera personal.
Poner fin al presentismo en las empresas y permitir que una carrera profesional se pueda desarrollar sin sacrificar tu vida personal depende de todas y de todos.
- ¿Qué consejos le darías a una mujer joven que ambiciona a llegar a puestos de dirección?
Que se pare a conocerse bien, que aprenda a quererse mucho, que construya desde sus virtudes, talento y carácter, que sea fiel a sus sueños y a sí misma y que los límites no se los ponga ella. Que se rodee de personas que le ayuden y que acepte la vulnerabilidad y la humildad como fortalezas sobre las que crecer cada día. Que nunca deje de aprender, que siempre tenga una ilusión y que no se olvide nunca la gratitud para poder disfrutar del momento y celebrar cada éxito, por pequeño que sea.
- ¿Cuál es tu experiencia de liderazgo femenino en un puesto de responsabilidad?
Muy enriquecedora y gratificante, a la vez que un desafío constante por continuar aprendiendo y poder mejorar como líder para ayudar a mi equipo. Es una responsabilidad muy grande dirigir un equipo de personas y no nos preparan ni nos enseñan para ello en la universidad, por eso requiere que además de la experiencia que vayamos adquiriendo y de las habilidades innatas con las que contemos, cada día haya una dedicación y un esfuerzo para mejorar en este rol tan relevante.
La calidad de vida en el entorno laboral de las personas que trabajan en nuestro equipo depende en gran parte de cómo se ejerza el liderazgo, de ahí que sea crucial continuar mejorando y desarrollando las competencias necesarias para ser un buen líder, como la auto conciencia.
- Se habla mucho de la importancia de la auto conciencia para el liderazgo: ¿ha sido para ti un factor clave?
Sin duda alguna. Conocer bien tus propias capacidades te permite sacar el máximo partido a tus puntos fuertes, reconocer tus propios sentimientos y cómo esos sentimientos afectan a las personas que nos rodean y a nuestro desempeño laboral.
La auto conciencia nos permite desarrollar un profundo conocimiento de nuestras emociones, fortalezas y debilidades, así como de las motivaciones y necesidades que tenemos.
Desde hace muchos años tengo la suerte de dar clase en diversas universidades, en el máster de recursos humanos, e independientemente de la materia que tenga que impartir, siempre me gusta pararme unos minutos a hablarles a los alumnos sobre la importancia de la auto conciencia como clave de su inteligencia emocional y su desarrollo personal.
Deberían educarnos en inteligencia emocional tanto en el colegio como en la universidad.
- ¿Cómo describes tu estilo liderazgo?
Solo sé liderar desde la emoción y la confianza y siempre que sea posible desde el cariño. Me esfuerzo por crear en el equipo una buena relación y generar buen ambiente, acompañarles hacia los objetivos y delegar en ellos para que trabajen de la manera en la que se sientan más cómodos.
Creo que el liderazgo debe poner a las personas en el centro siempre y ayudarles a que se desarrollen y crezcan, estableciendo un clima de crecimiento conjunto.
Cuando hay alguna dificultad con alguna persona del equipo, me esfuerzo por gestionarla desde la mirada apreciativa. Estoy totalmente de acuerdo con esta definición de liderazgo:
“El liderazgo no deja de ser un acto de amor, de entrega plena y de generosidad”.
El equipo Belbin te agradece Sonia tu generosidad en compartir tu experiencia de vida y poder aprender sobre liderazgo femenino a través de un buen ejemplo de ello. ¡Un placer leerte!
Directora RRHH en Puleva